El padre Cirilo ha dejado entre
los habitantes de San Millán, entre la comunidad de agustinos
y entre los trabajadores del monasterio de Yuso, donde ayudaba
en la atención al turismo, un gran vacío. El funeral,
celebrado ayer en la iglesia del monasterio, estuvo presidido
por el padre Alfonso Labarta, hermano del difunto y también
agustino recoleto perteneciente al monasterio de Yuso, al que
acompañó la comunidad agustina de San Millán y representantes
de las más diversas comunidades de agustinos recoletos en
España.
Vida consagrada
Durante la homilía, el actual prior de Yuso, el padre
Juan Ángel Nieto, recordó las múltiples virtudes que tenía el
fallecido, a quien describió como «un perfecto ejemplo de vida
consagrada», que destacaba por «su bondad, obediencia,
mansedumbre y caridad». La ceremonia de despedida alcanzó un
momento de gran emoción cuando fueron colocados, encima del
féretro, el alba, la estola y los Evangelios, como símbolo de
su ordenación sacerdotal y de la Constitución de la Orden
Agustina Recoleta como recuerdo de su pertenencia a los hijos
de San Agustín. A su vez, estuvieron presentes en el funeral
los estandartes de las dos Cofradías más importantes en San
Millán; la del Corazón y la de San Millán, a las que el padre
Cirilo dedicó su vida como párroco y Abad.
Tras el funeral, el padre Labarta recibió cristiana sepultura
en la capilla que los agustinos poseen en el cementerio de San
Millán.