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Martes Santo, 15 de abril de 2003. Número 41

 

 

En la entrega de la parroquia Todos los santos

 

Excmo. Mons. José Carmelo Martínez, hermanos sacerdotes, queridos hermanos:

 

Era el 8 de enero de 1945 cuando el padre Isidoro Areitio, en nombre de nuestra Orden de Agustinos recoletos se hacía cargo de la parroquia Todos los Santos de Chota, hasta la toma de posesión del primer párroco agustino recoleto, el padre Ángel Latorre, que venía acompañado del padre Prudencio Baños. Así respondía el señor obispo de Cajamarca al clamor de la población de la ciudad, que había reclamado nuestra presencia en la misma, sabedora del buen hacer de nuestros hermanos en Cutervo.

 

Nuestros superiores no han dejado de preocuparse, desde entonces, por que en esta ciudad y parroquia hubiera suficientes sacerdotes para atenderla. Muchas páginas necesitaríamos para destacar el esfuerzo evangelizador de nuestros hermanos agustinos recoletos; muchos nombres se nos quedarían en el tintero, si quisiéramos resaltar el trabajo de todos ellos. Queden en los corazones agradecidos que los supieron apreciar y acoger —a algunos de forma definitiva—, como lo ha hecho este bendito suelo con monseñor Florentino Armas y monseñor José Arana, los dos primeros obispos prelados de Chota, y con el padre Agustín Gurría.

 

Deseo mencionar especialmente el acontecimiento que llenó de alegría a todo este pueblo: la recuperación de la imagen de nuestra Madre la Virgen de Chota, merced a los desvelos del padre Pedro Senosiáin, felizmente culminados por el entonces párroco, padre José Arana. Nuestra Madre se convirtió en punto de referencia de la devoción y sentido cristiano, tanto del pueblo como de las comunidades campesinas que ella visitó en medio del fervor popular, con el fruto de infinidad de bautismos y matrimonios realizados bajo su amparo.

 

A partir del año 1963, nuestra presencia cobra especial importancia al ser creada la prelatura de Chota, desmembrando de la diócesis de Chiclayo las dos provincias civiles de Chota y Cutervo, y ser nombrado administrador apostólico de la prelatura nuestro hermano monseñor Florentino Armas Lerena. Chota se convertía así en punto de referencia misional para nuestra Orden y, especialmente, para la provincia San José, como manifestación de nuestro espíritu misionero. Las vivencias de nuestros hermanos en esta iglesia de Chota, trasmitidas a través de conversaciones, cartas, crónicas y publicaciones, fueron acicate vocacional para muchos de nosotros que, años más tarde, vivimos la experiencia de trabajar entre ustedes.

 

Sería interminable enumerar los campos de trabajo atendidos por nuestros religiosos en estos ochenta y cinco años: catequesis a todos los niveles, fomento de la religiosidad a través de las novenas y actos de piedad, asesoría de grupos y movimientos cristianos, atención sacramental a toda hora, visitas a las comunidades campesinas y a los enfermos, labor evangelizadora tanto desde el púlpito como desde las aulas de los colegios y escuela normal, la publicación de la hoja parroquial El Sembrador que ha superado el número 1.614, el aporte de nuestros religiosos en el campo cultural a través de los diversos medios a nuestro alcance, hoy especialmente a través de radio santa Mónica...

 

Importante —no lo principal— ha sido nuestra contribución en obras materiales, unas con la colaboración de los fieles, otras con apoyo del exterior gestionado por nuestros religiosos, de la que dan fe la casi total remodelación de la iglesia y el camarín de la Virgen, la construcción de la casa y salones parroquiales, la dirección de la construcción del seminario, actual residencia del señor obispo, y de la escuela Normal, las numerosas capillas en el campo y otras obras de desarrollo social, sobre todo la fundación de la cooperativa Todos los Santos, como promotora del desarrollo económico y familiar de tantos vecinos de Chota.

 

Cada uno de ustedes habrá podido experimentar —y muchos participar en él— el esfuerzo evangelizador de nuestros hermanos encaminado todo él, tanto espiritual como materialmente, a la promoción de la dignidad de la persona, considerando a todos como hermanos por ser hijos de Dios, al avivar el espíritu solidario de toda la familia chotana. Ésta ha sido y es la razón principal de nuestro ser y vivir entre ustedes. Ésta queremos que sea la obra más recordada y agradecida. De poco o nada servirían todas las demás, si no hemos llegado a conseguir ésta. Quiera el señor bendecir y hacer fructificar nuestra labor con realidades gozosas de solidaridad y amor cristiano, con el incremento de la fe y el compromiso cristiano y con abundancia de vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa, prueba de la madurez de una comunidad de fe, como respuesta generosa a su amor, para el servicio de otros hermanos.

 

Ahora bien, uno de los elementos de la vida religiosa es el voto de pobreza, que nos compromete a vivir sin aferrarnos a ninguna propiedad, aunque sea un trabajo apostólico. Además, como Orden religiosa y misionera, una responsabilidad muy importante de nuestro quehacer apostólico es ayudar a que la misión crezca y madure, especialmente a través de las vocaciones al sacerdocio, de tal manera que, como un hijo mayor, pueda proseguir su camino. Hoy podemos dar gracias a Dios por el número de sacerdotes que han ido surgiendo en la prelatura. Por ello sabedores de que nuestra misión es pasajera, fuimos poniendo en manos de estos hermanos en el sacerdocio la mayoría de las parroquias de la misma. Hoy lo hacemos con esta parroquia Todos los Santos, conscientes de la madurez de la comunidad parroquial, conscientes también de que toda separación supone cierto momento de dolor o añoranza.

 

"Despidiéndose de todos, sin despedirse se fue", así glosaba un poeta la salida de un hermano nuestro de la prelatura. Los agustinos recoletos nos despedimos hoy, pero no nos vamos. Gracias a la generosidad del pueblo chotano que puso la primera piedra —en este caso la primera parcela— nuestra Orden, con un considerable esfuerzo económico, ha optado por la permanencia en Chota edificando un centro parroquial para el servicio de esta iglesia local. Además de la atención a la nueva parroquia Santa Mónica, estamos comprometidos en otros servicios en la prelatura a través de la gestión de Caritas y el programa de promotores de salud como elementos para el desarrollo humano; la organización de los cursillos de catequistas animadores de la fe en las comunidades campesinas; y la dirección de la emisora Radio Santa Mónica, excelente medio de comunicación y evangelización, no sólo en la prelatura, sino en otras provincias limítrofes.

 

Elevamos al Señor nuestra acción de gracias por la labor realizada; pedimos perdón también por los errores que hayamos podido cometer, y dirigimos a Él nuestra oración para que esta comunidad parroquial siga creciendo en número y fervor como manifestación de la fuerza salvadora del evangelio, que nuestros padres han ido sembrando en los corazones de todos los chotanos.

 

¡Virgen Inmaculada de Chota, bendice y protege a este tu pueblo, y sigue alentando el espíritu de fe, amor y caridad en todos tus hijos que te aclaman como Madre y valedora en sus trabajos y tribulaciones! Que así sea.

 

P. José Miguel Lerena.

 

 

 

 

   


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