Colegio
Cristo Rey. Caracas
Creciento
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P.
Javier Tello.
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En
el último número dejábamos a la comunidad
"proyectando": Lucilo salía para El Jabón, Eduardo con
maletas listas para visitar a la familia, Sátur pendiente de
planos, y Javier cerrando clases. Estos meses de supuestas
vacaciones no han sido muy distintos. El 31 de julio, los
muchachos terminaban el curso y cerrábamos las aulas, pero abríamos
las puertas para los obreros que a las pocas horas tenían patas
arriba el preescolar. No olvidamos a los bachilleres, que cerraron
este año con broche de oro en su graduación y fiesta. Tampoco, a
los pequeños de preescolar que en la mañana celebraron su paso a
primaria. Antes nos precedieron en estos menesteres los hermanos
del Fray Luis de León que, como es costumbre, organizaron su acto
de grado aquí en el auditorium del colegio. Los felicitamos por
su buen hacer en la educación.
Después
de muchas reuniones comunitarias para decidir qué hacer volvimos
de nuevo a la carga para retocar los proyectos: una ampliación
por acá, otra por allá, un poquito de cemento más, una ventana
menos... En definitiva, la obra aumentó, pero con ella también
la alegría de la comunidad por saber que se estaba haciendo algo
digno.
Entre
tanto, esta casa ha servido como lugar de paso para Francisco
Pablo, Cándido Vázquez y Jesús Zurbano, antes de viajar a
tierras de España. En otros momentos, hemos sido apoyo de párrocos:
Lucilo marchó durante el mes de agosto para dar una ayudita de
unos cinco días en Barquisimeto, y después aprovechó para
visitar las comunidades de Maracaibo y Coro. Vino contento de su
descanso, aunque con un poco de gripe que le ha tenido mortificado
durante unos días. También desde acá hemos ayudado en Las
Mercedes, El Pilar y en la parroquia vecina, La Consolación, en
la que, además de celebrar alguna eucaristía, tanto Lucilo como
Javier han ido a dar unas charlas sobre la Iglesia hoy, y acerca
de la Virgen de la Consolación. No se nos pasa la celebración
del triduo en la comunidad San Agustín, donde estuvimos presentes
para ayudar a nuestro hermano Jairo en las celebraciones. El 28 de
agosto, misa solemne en la casa madre, con presencia de las tres
comunidades de Caracas, y también cena fraterna.
Mientras
tanto, las columnas del preescolar iban elevándose, y más de uno
recordaba a nuestro buen Jerónimo cuando estuvo en estos
menesteres. Ya se veían la coordinación, sala de profesores,
salitas de entrevistas, sala de televisión, salones en segunda
planta. También en el patio de bachillerato se aprovechó para
hacer una zanja que sacara las aguas negras hacia la conducción
de la quinta.
Para
la celebración de la Virgen de la Consolación nos hicimos
presentes en la parroquia que lleva ese nombre aquí en la
urbanización Santa Mónica: una gran celebración en la que
entronizaron la imagen de la Virgen, copiada de nuestro cuadro clásico.
Javier, entre visitas y tomar fotos al preescolar, celebró
durante el mes de agosto las eucaristías de la casa-hogar de niñas
ciegas, e impartió un pequeño taller para los catequistas de la
parroquia San José, en Chacao.
Sin
darnos cuenta nos metimos en septiembre, y llegaba el ajetreo de
los libros, las listas de útiles y los primeros representantes
con sus hijos para comprar el uniforme y demás detalles. A estas
alturas llevan una semana funcionando la administración,
coordinaciones y secretaría poniendo en marcha los papeles para
el nuevo año escolar. Las obras van cerrando detalles con el
apuro del curso que tenemos encima y que dará comienzo par los más
pequeños el 16 de septiembre con las reuniones de representantes,
para tener en el aula a los niños el día 18. Si Dios quiere,
estaremos batiendo récords de construcción, y dando una nueva
cara al colegio, y apostando por mejorar en todo momento. Poco más,
en estos meses de vacaciones "constructivas". Hasta la
próxima.
Número
43
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San José. Agustinos Recoletos 2003
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